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Mostrando entradas de 2009

Camila

Su nombre me vino como un rayo. Estaba yo manejando rumbo al trabajo, pensando en el posible nombre que podría tener mi hija. Y de repente Camila llegó a mi mente y ahí se quedó. A Maya también le encantó el nombre, así que desde hace algunos meses así la llamamos. Hace unos días me enteré que es un nombre romano, y que su primera aparición escrita está registrada en la Eneida, donde Camila es una amazona. Así que seré el papá de una guerrera, que ya ha tenido sus primeras batallas, ya que el embarazo tuvo sus problemas. El nombre de los hijos es siempre una cuestión complicada y es interesante que a los papás (que ya me cuento entre los de ese bando) se nos meta cada idea acerca de este tema. En nuestro caso, queríamos escoger un nombre que no tuviera una carga familiar. algo para que Camila lo llenará desde cero. Por lo pronto, esa palabra está ya en nuestro vocabulario familiar, y la escuchamos en la boca de nuestros amigos y parientes cercanos, transportando ondas de alegría y feli

De las ciudades vacías o cuando el destino nos alcance

Hoy que finalmente ha llovido, la ciudad empieza a limpiarse un poquito de tanto calor, pesadumbre, desamparo, informaciones contradictorias, encierros. Todo parece haber vuelto a la normalidad y sólo algunas personas con sus tapabocas al cuello, parecen resistir a retomar el curso de la cotidianidad. Mientras tanto, añado la influenza a mi lista de miedos, junto al temor del aumento de la temperatura por el calentamiento global, el crecimiento del narco-estado, las enfermadad de las vacas locas, la gripe aviar, en fin, cosas de la vida en este nuevo milenio.

Aferrarse

Y estoy de vuelta, escribiendo en este blog, tratando de aferrarme a algo cotidiano, que hacía antes con regularidad, ahora que voy a tener más tiempo, mientras dure este periodo de cuarentena en la ciudad. El principio de incertidumbre se vuelve terriblemente tangible: salgo a la calle o me quedo en mi casa, salimos de la ciudad (¿a dónde?) o nos petrechamos con cubrebocas para poder salir a la calle. Una mezcla de emociones se arremolinan en mi cabeza. Pienso ahora en el miedo que sentía de niño, que me hacía despertar algunas noches y vigilar atrás de una cortina el cielo, esperando que no se desatara la tercera guerra mundial, y que las bombas atómicas no cayeran en la ciudad. Eran mis pesadillas de entonces. Pienso también en mis miedos más banales, esos que me acompañan cotidianamente, que me estorban como piedritas pequeñas, pero que no me impiden seguir avanzando. Ahora un miedo diferente me acecha, en una época importante de mi vida, con un pequeño ser en camino, en el vientr

Pasaje

Estar de pasada Compartir la palabra y los libros Descubrir lo que a uno le gusta Ver nacer, crecer y morir; Languidecer, pero de a poquito Ver tu tiempo, que envejece contigo Ver más allá de tu nariz Ver la luna en tu nariz