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Mostrando entradas de agosto 26, 2007

Mareo

a Mateo Barkovich El día en que el mar se metió en mi, yo había pasado toda la mañana en una alberca aprendiendo a bucear, a adentrarme en mi mismo. Para descansar, decidí darme un chapuzón en la playa contigua al hotel. Quizás en ese momento, el mar estaba meditando sobre todos los bañistas que se meten en él durante las vacaciones de verano y cómo equilibraría las cosas si el penetrara en la profundidad de un ser humano. El hecho es que al ser recibido por la primera ola, inmediatamente me sentí extraño: fuera y dentro de mi al mismo tiempo. El doctor adujo que se trataba de una pequeña infección en el oído, algo normal de unas vacaciones en la playa. En resumen: nada de que preocuparse, aunque no podría volver a bucear en mi vida. Pero yo sabía que algo había cambiado, algo había en mi que se contenía e intentaba desbordarse. Desde entonces, imperceptible, el mar recorre mis entrañas, se divierte jugueteando entre los líquidos de mi cuerpo. Supongo que no se aburre y que ha terminad