Madre
En la vieja casa donde cada tarde las hordas de niños, hilvanan travesías y ensueños que pasan de uno a otro la entrada de un adulto irrumpe y jala a la niña que lleva al mar en su nombre, afuera del cuarto: Pronuncia las palabras que chocan con el martillo y el tímpano y suenan huecas: Tienes que ir a ver el cadáver de tu padre muerto. ¿Qué se puede entender, a los seis acerca del cuerpo, que es velado, en la mesa donde se toma el desayuno? ¿Qué marca deja el contacto con el frío pesado de ese otro sueño largo y profundo?