Postergar . . .

Hace ya algunos meses, compré un par de tortugas japonesas con todo y su tortugario amarillo psicodélico que incluía su pequeña palmerita de plástico. Pues estas pequeñas mascotas han sido todas unas sobrevivientes de mi negilgencia y malos cuidados. Y tiene unas tres semanas que una de las tortugas dejó de comer sus camaroncitos. Me tardé dos semanas en darme cuenta de que no abría los ojos, y apenas ayer en internet me enteré que esta inflamación en los ojos es más o menos común y que tiene que ver con una dieta baja en proteínas. Hoy le fui a comprar unas gotitas y fue una verdadera hazaña intentarle limpiarle los ojos con un cotonete.
Y no puedo evitar sentirme terriblemente culpable al escribir acerca de este terrible hábito de postergar. Es cierto que uno se exige mil cosas, piensa diez mil otras y acaba haciendo dos de ellas, ninguna verdaderamente importante. Pasamos la vida pensando que el tiempo (here it comes again) es infinito y que todo se podrá acomodar cual archivo en oficina.

Empecé a releer nuevamente el libro de six memos for the next century, donde Italo Calvino habla acerca de lo que piensa acerca de la literatura. En realidad, se trataba de una serie de conferencias que tenía programadas para leer en Harvard. La muerte lo sorprendió una semana antes de viajar, pero su esposa encontró los manuscritos de las seis conferencias, perfectamente ordenados en su escritorio de trabajo.

Y es así como esas páginas no postergadas me llegan ahora con una fuerza lenta e inusitada . Y el primer capítulo se encuentra dedicado a la levedad. A mi lo que me hace postergar las cosas es una combinación de miedo y emoción (o de emoción del miedo). Es una fuerza paralizante, que me hace pensar que después todo será más fácil de resolver, aunque normalmente pasa todo lo contrario. Mis temores ganan peso, que se ata a mis pies dejando a mi iniciativa adormilada. Por eso ahora busco lo ligero, el aire, lo que permita fluir con tranquilidad.

Comentarios

Ismene Venegas ha dicho que…
Marquito.

uff.
no se como empezar a escribirte este comentario... si por las tortugas? si por la postergada?

mira para explicarme como me sentía al saber de la enfermedad de mi papa hice un trabajo mental asqueroso, y entre las tonti-conclusiones a las que llegué esta la de que su enfermedad es consecuencia de una combinaciòn (segun la doctora ismene jajaja experta ya lo sabes!) de negligencias y postergaciones inutiles... ahora con la bronca encima nos desgastamos en los igualmente inutiles sentencias:
-si hubieramos probado a tiempo con otra cosa...
-si le hubiera dicho al mèdico que tambien me sentia mal de otra cosa...
-si le hubiera insistido en que no lo veía tan bien...

ni modo, la bronca esta encima ya. aprendamos algo: postergar no es bueno. la vida es corta, mas vale disfrutarla y vivirla por que el tiempo chance y si es infinito, pero nosotros y nuestro empaque lo más seguro es que no, o de menos en esta vida nomas lo tenemos prestado.

asi que... a dejar de sentirse chinches por encontrarnos en la triste situación en la que estamos. ya estamos ahi de todos modos.

a las tortus (yo tuve unas recuerdas?)hay que darles comida para tortugas para que esten sanas, los camarones son como premios nomas, les fascinan! pero no las nutren. los males mas comunes que les dan son ese de los ojitos y el del caparazon blando que es por falta de calcio.

no te apures, tiene remedio, nomas si curala y asegurate de cambiarles la dieta, sigue dandoles camarones pero tambien de otra comida. recuerda tenerles una pecera bien puesta con agua filtrada y suficiente pa que naden y hagan ejercicio, asi crecen mucho, te acuerdas de la de foco? era una tortuga GRANDE!

postergar no es bueno.
yo he postergado mucho mi reencuentro con mis amigos de antaño, que si me detienen traumas y culpas y fantasmas de mis decisiones pasadas...

postergar no es bueno, por eso me da mucho mucho gusto saber que pronto volvere a ver al amigo que me enseño a bailar salsa.

un beso marquito, que se recupere la tortuguita!
Marco Noguez ha dicho que…
Puff, pues para variar postergué mi respuesta. Y así se me pasa la vida, con mis pendientes y de repente, un instante, quiero resolverlo todo, contestarlo todo, intentarlo todo. Por eso, contra la postergación: lo gradual, la fuerza lenta del líquido que llena lentamente el vaso.

La tortuga ahí va, sin abrir los ojos. Espero no tener que cuidar a una tortuga ciega.

Y ya que estás por aquí (en el blog y en la ciudad) pues creo que ahora si pronto nos veremos y creo que estaría muy bien organizar una bailada.

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