El Tiempo

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Otro reloj muy respetado en Mogador es el mar con su conmovedora insistencia. Las olas van y vienen sobre las murallas sembrando en la ciudad una terca sensación de ritmo constante que todo lo toca. La humedad de la piel, de la ropa, de los rincones, de los libros y hasta del aire es una clara medida del tiempo. En Mogador, el tiempo es líquido. Afirman que cambia la sed y ayuda a los amantes en sus penetraciones. "Al amor, dale tiempo", es algo que se oye con frecuencia mientras se hace el gesto de untarse algo. Y se acompaña todo eso con una sonrisa.

Alberto Ruy Sánchez, en Nueve veces el asombro

Y de repente, el tema del tiempo aparece nuevamente en mi vida. Estudiar sus diferencias se ha convertido en un acto cotidiano en mi trabajo: matizo entre el tiempo como instante (lo que observamos en un cronómetro o reloj) y el tiempo como duración (un intervalo de tiempo). Aunque a mi lo que verdaderamente me apasiona, robándome tiempo, es pensar en cómo el hombre percibe el tiempo.


Caída de gotas,
llenando el espacio del tinaco:
uno tras otro,
los días que se deslizan
y crepitan al amparo de los sueños,
los deseos como horas,
que marcan las fechas,
los encuentros.

Mis palabras son
el tiempo
que marcan
el ritmo de mi vida.

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