Nacer junto al mar

De haber nacido junto al mar
el río de Heráclito
habría sido un oceano
de quietud inalterable,
pero siempre cambiante:
porque el mar que es uno solo
y que es todos los mares,
multiplica el reflejo
de los colores
de nuestros deseos.

De haber nacido en el mar
no escribiría versos
nostálgicos de ola y sal
camino al trabajo
en el aletargado vaivén
de esa otra onda
que mece tranquila
el viaje del pesero.

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