Periférico


Rio de coches
que es el Periférico
marca mi camino de
regreso,
de la derrota
contra el tiempo,
que todo día
impone.

En esa hora,
en que la soledad
desgarra
los últimos
sueños de cada mañana,
pasa un coche,
a mi lado.
Adentro,
un amigo que
regresa,
y me regala una
sonrisa:
extraña confirmación
de que todo
viaje es un encuentro,
inesperado.

Acaso es este rio
de luces y coches,
que inundan la ciudad,
el mismo rio,
de Heráclito
que nos recuerda,
que nada es lo mismo,
que nos somos
los mismos,
y que la noche,
reivindica
el desencuentro,
con el que fuimos,
al salir,
temprano en la mañana.

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