Despedida. (Alejandro Aura 1944-2008)

Una de mis actividades cibernaúticas preferidas, es buscar en YouTube viejos programas de televisión que me han marcado en algún momento de mi vida. Apenas hace algunos meses me entró la nostalgia por el programa Entre Amigos con Alejandro Aura y Andrés Bustamente en pasaba por el canal 13 de Imevisión. Recuerdo que cuando mi familia veía el programa, no parábamos de reír con las ocurrencias de la combinación en la conducción de un poeta y un cómico. Además, para mi son muy queridos los recuerdos de grupos de rock que escuché en ese programa: Fobia, Daniel Tuchman, Ninot. (Mi sketch preferido, sin lugar al dudas el del chef Vladimir Kodov)

A pesar de saber que Alejandro Aura escribía poesía, no fue sino hasta que empecé a coleccionar la revista Gallito Comics, que encontré un epígrafe suyo en una historia sobre un México apocalíptico. Esos versos, que se me revelaron a mi como un manifiesto, se han quedado rondando en mi mente desde entonces:

Un día abandonaremos la ciudad de México
La dejaremos en pie y desierta
para que las conjeturas crezcan
Y nos iremos a fundar en otra parte
Nuestras maravillas.

Y así, después de mucho tiempo de no saber nada de Alejandro, descubrí que como yo, escribía un blog con sus poemas, reflexiones y andanzas que lo llevaban los viajes entre México y España. En esos momentos, acababan de hackear su página, pero afortunadamente todo su contenido estaba siendo trasladado a otra dirección.

En este mes, por azares del destino, me enteré de la muerte de su hija, y pensé en el inmenso dolor del padre, que tiene que sufrir la muerte del ser que ha engendrado. Tarde me enteré de su larga enfermedad y de su muerte. Y corrí a su blog, casi como si estuviera intentando visitarlo en el hospital, cuando uno sabe un familiar o amigo cercano se encuentra muy grave. Y encontré un sitio lleno de vida y de poesía, y de un legado que me hace pensar en mis propios días, en las palabras que me reverberan a pesar de las distancias, de los usos horarios, de las muertes. Un sitio que vale la pena visitar, para rendirle un homenaje a una persona que dedicó su vida a la belleza y a que otras personas disfrutaran de ese placer que se encuentra en las palabras y para escuchar, en su propia voz, su despedida. Adiós Alejandro Aura.


DESPEDIDA

Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.

¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,
allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas
esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra,
eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo
con mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzas
en el que el tiempo se mueve tan despacio
que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.
O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan
las luces iridiscentes por secretear con sus mejillas
de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,
esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.
O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando
que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.

Lo que queda no hubo manera de enmendarlo
por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,
ya estaba medio mal desde el principio de las eras
y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse
a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,
de modo que se queda como estaba, con sus millones,
billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,
esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos
y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.
Nos vamos. Hago una caravana a las personas
que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.

Comentarios

JULIO ha dicho que…
Esa nostalgia me llegó a mi tambien, recuerdo haber visto un espacio en ese programa, donde se escenificaban canciones o relatos cortos con marionetas, "una pura y 2 con sal" y otra donde un escritor no podia escribir y en su desespero sangraba y manchaba la hoja, sigo buscando la referencia a ese episodio, aun sin respuesta. Un saludo, gracias por el recuerdo.

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